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¿Por qué Conga no va?

Publicado: 2012-04-25

En estos momentos, ya debe haber corrido mucha tinta acerca del polémico Proyecto Conga. Una vez publicado el Peritaje Internacional, muchos defensores acérrimos de la gran minería deben haber dado su aceptación, deben haber aplaudido al presidente por su firme decisión: deben estar felices.

Ellos creen que el resultado del Peritaje les da más argumentos para defender a Yanacocha. Sin embargo, los argumentos para estar en contra de Conga siguen en pie. Ninguno de ellos ha podido ser refutado. Con el silencio, las esferas oficiales no niegan que las razones para oponerse a Conga son ciertas. Aquellos que afirman que todo se debe reducir a aspectos técnicos, olvidan que un proyecto megaminero es un tema político, porque es una decisión del gobierno que afecta a ciudadanos.

Quienes decimos que ¡Conga no va! no nos oponemos ciegamente. No es una postura populista ni sentimental: es una posición basada en la razón, en el sentido común, en la lógica.1 Además, no podemos dejar de lado la historia y el pasado, menos la voluntad popular. A continuación, sin caer en tecnicismos, pretendemos explicar las razones que tenemos para oponernos a este proyecto minero.

En primer lugar, Conga es un proyecto de megaminería a cielo abierto. En este tipo de minería, se dinamitan cerros, se secan lagunas y, en lugar de ello, se dejan cráteres kilométricos como marca de la destrucción hecha en nombre del dios dinero. Además, para la extracción del oro (que se encuentra debajo de las lagunas) se utilizan elementos tóxicos como el mercurio y el cianuro. Respecto a ello, estos tóxicos ya han dejado secuelas en la población de Cajamarca. El caso de derrame de mercurio líquido en Choropampa es emblemático pero, volviendo a la minería, los cajamarquinos han sido testigos de la contaminación de sus tierras, de las muertes de sus animales y la intoxicación de sus niños. Por otro lado, Lejos de cuestiones románticas respecto a la belleza de las lagunas, debemos decir que, en el caso de Conga, se trata de minería en cabeceras de cuenca. Es decir, con dicho proyecto se afectarán inevitablemente un conjunto de ecosistemas naturales de los cuales dependen los poblados. El problema de la minería a tajo abierto y en cabeceras de cuenca no es una cuestión solo de Cajamarca: en Argentina y Colombia también se ha luchado en oposición a proyectos extractivos como Conga.

No se trata de revoltosos ni manipulados ciudadanos. Se trata de personas que no aceptan que se les imponga un proyecto, que no aceptan que se les modifique su estilo de vida cuando ellos no están de acuerdo. No se trata de "progreso" como dicen muchos, porque estamos ante culturas diferentes, no atrasadas como dicen, sino que tienen una relación diferente con la naturaleza que se diferencian del pensamiento occidental, el cual es insaciable respecto a la explotación de los recursos naturales. ¿Se le puede llamar "progreso" a la destrucción de la naturaleza? ¿Se le puede llamar "desarrollo" a la acumulación de riquezas? ¿Se le puede llamar "democracia" a la falta de respeto a la voluntad popular? ¿Se le puede llamar "razón" al practicar actividades extractivas limitadas y no sostenibles en el tiempo?

En segundo lugar, no podemos ser ajenos a los antecendetes que explican la oposición de los cajamarquinos al Proyecto Conga. Para empezar, Newmont y Buenaventura se apoderaron de la minera Yanacocha mediante la corrupción y ayuda de Montesinos. Cajamarca ya ha sido engañada por Yanacocha cuando les prometieron cuidar del agua pero les dejaron contaminación y represas vacías. Cuando Yanacocha llegó al Perú, se les expropiaron 600 has a la comunidad de "Negritos": se las compraron a 1 céntavo el m2 y la empresa hipotecó las tierras a 85 millones de $. Luego, tenemos el caso del derrame de mercurio líquido en Choropampa donde Yanacocha, fiel a su costumbre, engañó a los pobladores diciéndoles que era mercurio sólido y que no era dañino. Aprovechándose de la necesidad de la gente, se les pagó 200 soles para que recojan el tóxico elemento con sus manos sin ningún tipo de protección.

Por último, debemos preguntarnos ¿Por qué empresas como Yanacocha actúan de esta manera? ¿Por qué el Estado se muestra impotente, sino aliado a las transnacionales y no representante de su pueblo? Porque estamos en una economía neoliberal, y el neoliberalismo se basa en la acumulación de riquezas desmedidas, para lo cual se tienen que abaratar los costos de producción y, en consecuencia, cuidar menos el medio ambiente y respetar menos a los pueblos. Decir que Conga no va no es ser un anti-minero es simplemente ser coherente, lógico, razonable y con cierta capacidad de ponerse en el lugar del "otro" o de los "otros" que en este caso son los campesinos de Cajamarca.

Por otro lado, lamentablemente, vivimos en una economía y en una sociedad del facilismo y la inmediatez. Claro: es más fácil extraer el oro y obtener dinero, pero es una actividad limitada, que no tiene futuro, que no es sostenible en el tiempo y que, en mi opinión, es irracional (tenemos 1 solo planeta, con recursos limitados, y el oro es un recurso no renovable, así como el petróleo).

¿Por qué el Estado no capacita a las comunidades para que mejoren la calidad de sus actividades y productos agrícolas? En lugar de condenarlos a ser "mineros", deberían darle posibilidades para que se dediquen a actividades sostenibles y que le brinden independencia económica.

1 Debemos aclarar que no nos referimos a la razón y lógica occidentales porque estos términos se reconocen tomados por Occidente y difunden el pragmatismo basado en la idea que el dinero lo es todo, que solo importan los fines pero no los medios, y que hay que ser, después de todo, un resultadista sin moral. Esta situación ya fue analizada por la Escuela de Frankfurt que se encargó de denominarla "la crisis de la razón occidental".


Escrito por

Jorge Luis Paucar Albino

Estudiante de Periodismo en la PUCP. Interesado en temas políticos, sociales y medioambientales. jorge.paucar.albino@gmail.com


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